Descripción
En 1958, el INTA desarrolló el Programa Hogar Rural, una política agraria pensada para capacitar a las mujeres, propiciar el encuentro entre ellas y elevar así el nivel de vida de familias y comunidades. Su principal éxito fue integrar mujeres a la actividad social en los Clubes del Hogar Rural y consolidar liderazgos femeninos locales. Desde los clubes, las socias discuten y diseñan desde planes de saneamiento y electrificación rural hasta campañas de vacunación, pasando por refugios peatonales, caminos y viviendas. Esta política revela las concepciones y expectativas del INTA sobre la mujer y la familia en un contexto histórico marcado por la profundización de las migraciones rural-urbanas y la creciente participación femenina en el mercado de trabajo. La mujer rural es vista como un agente esencial protagónico para el bienestar y el desarrollo familiar, local y nacional. Su desarrollo personal, sin embargo, es ignorado en esta política, observa Mecozzi, autor de esta investigación en perspectiva de género.
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