Descripción
La gente se muere. Algunos mueren en su casa, otros en el sanatorio; algunos en la sala de un hospital, otros en una clínica de lujo. Están los que se mueren de golpe y los que agonizan durante meses. A algunos los mata un virus, a otros una bala. Todos sabemos que nos vamos a morir, pero no sabemos cómo vamos a morir, salvo los suicidas, pero por ahora prefiero no disponer de esa distinguida sabiduría. El Bebe Uriarte no murió, lo mataron. No sé si supo el momento en que se fue de este mundo, pero sí sé que a los policías y a los periodistas no nos resultó fácil saber quiénes lo mataron y por qué lo hicieron. Se sabe que a los policías les corresponde responder a la primera pregunta y a los periodistas nos compete responder a la segunda. A veces lo hacemos. A veces.