Descripción
Cerrando un ciclo, el poeta intenta reunir en su libro lo que siente captado con más feliz acierto, los símbolos que en el pentagrama de sus poemas adquieren, a su juicio, más permanencia e intensidad. Y que pueden servir como guías, como hitos, para relevar lo más extrañable de su existencia y de lo que la liga en determinadas direcciones y matices al ancho del mundo. Una corriente continuada, ininterrumpida, a veces oscurecida, va dando esporádicamente sus frutos vívidos y sólo en determinados momentos, cuando el clima espiritual permite alumbramientos y maduraciones. No siempre es posible encadenar armoniosamente en un libro estos frutos; se hace para ello imprescindible una decidida vocación por el rigor, por la búsqueda serena y demorada de las voces, acordes a los contenidos.