Descripción
La representación teriomórfica ha sido una categoría literaria y un criterio biológico mediante la cual el pensamiento filosófico y científico ha organizado el ámbito vital, tanto de hombres como de bestias, durante siglos. En el caso de la cultura medieval, a pesar de que el interés por los animales residía mayormente en cuestiones prácticas vinculadas con la supervivencia material de las comunidades, el mundo animal era eminentemente simbólico como vía de descubrimiento individual y modelo en el que la persona podía reflejarse, es decir que le permitía enseñar y moralizar a través de la figuración o la alegoría. Por ello, el imaginario zoológico ejerció un rol destacado en el conocimiento científico durante la Edad Media: al valerse de la bestia como herramienta didáctica privilegiada al servicio de un orden moral, su empleo metafórico por parte de las instituciones cumplía una función socializante y edificante.
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