Descripción
Una de las principales figuras del siglo XIX, tan importante como la de caudillo, fue la del publicista. Su novedosa función consistió no sólo en difundir y ensalzar las nuevas ideas republicanas a través de la prensa, sino también en formar, socializar y propagar nuevos valores (estéticos, políticos, ideológicos), interactuando dialécticamente con inéditas demandas lectoras y respondiendo a una tan novedosa como incipiente lógica de mercado. Con modernas tecnologías de la prensa, como el folletín y la litografía, esa lógica determinó una fórmula duradera: redactar o publicar un periódico era, también, un modo -tal vez el único o el más efectivo- de convertirse en escritor. El autor del presente ensayo nos ofrece un riguroso examen de la actuación de Domingo Faustino Sarmiento como redactor y publicista en Chile, a través de la lectura y reposición de textos de El Progreso y de La Crónica, periódicos fundados por aquél en 1842 y 1849, respectivamente, y de algunos otros, como El Siglo -con el que Sarmiento polemizó fervientemente-, que ayudan a recuperar el clima de ese <>. Es en el cruce entre propuestas editoriales y demandas lectoras donde el ensayo despliega las hipótesis más sugestivas y originales. Allí donde Sarmiento, como dice su autor, sirve de excusa para hablar de lo que verdaderamente parece importarle: la relación siempre fluctuante -y la mayor de las veces fructífera- entre prensa y escritura, entre aspiraciones literarias y mercado.