Descripción
Melodrama y folletín son términos cargados peyorativamente en el ámbito de la historia y de la crítica literaria. El folletín comparte con el melodrama el exceso, el patetismo, rayano en lo anormal que se constituirán, después de la Revolución Francesa, en los criterios de un gusto que va modelando a las nuevas capas de lectores. A comienzos del siglo XIX, ambos devienen adjetivos -melodramático, folletinesco- igualmente despectivos que connotan narrativas redundantes y previsibles, lágrimas abundantes, viajes, suspenso y una cuota considerable de sentimentalismo edulcorado, en personajes estereotipados. Una descripción de características repetidas y reconocibles a simple vista de manera innegable, pero esta vez el género en cuestión deberá ser analizado de manera desagregada. Por primera vez en el posestructuralismo, la estética folletinesca comienza a ser atendida fuera de esquemas descalificadores y subalternos. En efecto, nacido de las necesidades editoriales del periodismo gráfico, el género posee una deriva que ya en el siglo XIX lo pone en los escenarios populares; y a comienzos del XX, se traspone a las ediciones literarias económicas pero de gran tiraje. Luego, ya entrado este siglo, migra como estructura narrativa y formato a las letras de tango, la radio y el cine para recaer finalmente en artefactos culturales como las telenovelas.