Descripción
A fines del siglo XIX la preocupación por celebrar a los grandes héroes y hechos de la patria adquirió una fuerza antes desconocida. Se puso en marcha un programa conmemorativo cuyo objetivo fue erigir monumentos que sirvieran de altares para su veneración y de ejemplo para todas las generaciones.
Este libro recorre la compleja trama de las deudas históricas que se establecieron y las reparaciones escultóricas que tuvieron lugar, y lo hace desde una perspectiva diferente y renovada porque atiende a la lucha simbólica y política que se produjo en la sociedad mendocina en torno a qué personajes fueron considerados merecedores de ser perpetuados en un monumento, y qué alegorías, materiales y lugares adecuados para rendir tal homenaje.
Mediante el análisis de las problemáticas de tradición-progreso, memoria-olvido, centro-periferia, entre otras, la autora pone en escena el papel que desempeñó la escultura pública en la construcción y afirmación de la identidad provincial.