Descripción
La del absurdo y la del grotesco son dos poderosas tradiciones de la vida cultural argentina, cuyos linajes y cuya historia sería tal vez oportuno recorrer con más cuidado, pero entre cuyos blasones más significativos podríamos quizás mencionar muy rápido, para no ir más allá de la gran literatura nacional de la primera mitad del siglo XX, los nombres de Macedonio Fernández y de Roberto Arlt. En efecto, pertenece al corazón de la tradición del absurdo argentino la presentación macedoniana del mundo, del «museo» del mundo, como una colección de objetos yuxtapuestos al tuntún, que si por un lado constituye una versión humorística o una puesta al límite (un poco corno el Aleph borgiano constituye una inversión paródica) de la idea positivista del mundo como una planicie de objetos dispuestos a la mirada neutra del observador, por otro no deja de tener un interés filosófico autónomo y real, a veces mayor del que se está dispuesto a admitir. Algo de esas tradiciones es posible encontrar también en algunas de las manifestaciones más interesantes de la historia del humor televisivo en la Argentina: el viejo Tato Bores. y el humor bufo, circense, más grotesco, e indudablemente lleno de interés, de Alberto Olmedo. Como con estos últimos en su momento, hay algo importante que pensar, hoy, alrededor del fenómeno del humor de Capusotto y Saborído. forjado también en las tradiciones del grotesco y del absurdo y en la saga del gran humor televisivo nacional. Desde aquí, consideramos que el presente libro es importante: no solo pone su mirada sobre un fenómeno actual -Peter Capusotto y sus videos- sino también sobre firmes tradiciones de nuestra cultura nacional.