Descripción
En asuntos concernientes a la astronomía, la biología, la arqueología, y la física no existe nada que pueda llamarse discurso corriente. Los que opinan sobre eso lo hacen con el léxico y los conocimientos propios de la correspondiente disciplina o directamente no dicen nada. Pero en los debates sobre temas de historia y política el ciudadano común debe y quiere intervenir, cosa necesaria para la salud de una sociedad democrática. Lo único problemático es que ese discurso tiende a verse continuamente distorsionado y vaciado por una serie de vaguedades, falacias y mitos.
A comienzos del siglo XXI una parte muy grande de la prensa escrita y televisiva, además de los pronunciamientos de figuras políticas y algunos ensayistas, contribuyen a difundir ese tipo de pseudo-argumentos agresivamente anticientíficos, cuya función es “liberar” a la gente de la carga del análisis riguroso (demasiado pesada según algunos), para sustituirla por la explotación de emociones baratas, perpetuando la confusión conceptual y la desinformación.
El glosario que el lector tiene en sus manos pretende contribuir a la necesaria tarea de contrarrestar esas tendencias. Es el fruto del trabajo de un grupo de historiadores, docentes e investigadores de la Universidad Nacional de Cuyo quienes ofrecen una obra de relevante utilidad para un amplio espectro de lectores.
