Boletín REUN
Agosto
El 2 de agosto de 2025, falleció Daniel Divinsky, abogado y editor, fundador de Ediciones de la Flor. Por los mismos días, llegaba a las librerías del país la nueva edición de Mafalda: todas las tiras, por primera vez en 55 años sin el sello De la Flor. La editorial no se lanzó al público con las tiras de Mafalda, pero fueron sin dudas su ícono, su caballo de batalla, el sustento, ese libro con el que sueña un editor porque permite financiar a los otros títulos.
Hablar de Divinsky implica necesariamente hablar del contexto en que cuajó su editorial. Formado universitariamente como abogado (ingresó a la facultad a los 15 años), hizo sus primeras armas con Jorge Álvarez en las postrimerías de la edad de oro de la edición argentina. Por la librería y editorial de Álvarez trabajaban y transcurrían distintas figuras que marcaron la cultura argentina en las próximas décadas, como Guillermo Schavelzon, Ricardo Piglia y Pirí Lugones, la gerenta de hecho, que cuando escuchó el proyecto editorial de Divinsky le dijo «flor de editorial quieren hacer».
El primer título de De la flor fue una antología que reunió textos de Marechal, Viñas, Cortázar, Walsh y otros, Buenos Aires, de la fundación a la agonía, publicado en 1967. Tres años después, en 1970, llegó el éxito: la compilación de las tiras que un historietista mendocino ya estaba publicando en 7 días ilustrados, en un nuevo formato. Estamos hablando lógicamente de Quino y su Mafalda, que conoció el mundo de la mano de Divinsky y Kuki Miller (que se sumó a la editorial en ese mismo 1970). La tira dejó de publicarse regularmente en 1973, pero las compilaciones agrupadas en tomos del 1 al 10, en formato apaisado, con dos tiras por página, se editaban como pan caliente. Al tiempo llegó el Mafalda inédito, el Todo Mafalda en tapa dura y el resto de la obra de Quino.
Con ese nicho, parecía que De la Flor se consolidaba como una editorial de historietas. En parte lo fue. Los grandes dibujantes de los 70 y 80 compartían catálogo. Caloi, Rep, Crist, Fontanarrosa, entre otros. Divinsky dio a conocer otra faceta de este último, el Fontanarrosa narrador, con sus antologías de cuentos y novelas, todas bajo el mismo sello.
Durante la dictadura cívico-militar, Divinsky y Muller se exiliaron en Caracas, sin dejar de manejar los hilos de la editorial, incluso «latinoamericanizando», si cabe el término, su mercado. Al volver a la Argentina, publicaron la primera edición en el retorno democrático de Operación Masacre de Rodolfo Walsh, que incluía la Carta abierta a la junta militar de marzo de 1977. Detrás de los dibujos, el catálogo de De la Flor se nutrió de diversas obras literarias y ensayos. Algunos hitos, además de los citados, incluyen la traducción de obras de John Berger, La hospitalidad, de Jacques Derrida y una joven Anne Dufourmantelle, Paradiso, de José Lezama Lima. También una colección de dramaturgia con obras completas de autores canónicos, como Roberto Cossa y Griselda Gambaro, con diseño de Andrés Fontana.
Más allá de su aporte específico al campo cultural argentino y latinoamericano durante medio siglo, es necesario rescatar el perfil humano de Daniel Divinsky, que redundó en una inusual fidelidad de los autores a De la Flor. Fontanarrosa decía que publicaba ahí porque llamaba por teléfono y atendían los dueños. En 2015, Divinsky pasó por una serie de cirugías médicas. También fue el año en que, según él, le extirparon su editorial. El mundo del libro ahora ha sido extirpado de una figura excepcional.
Javier Piccolo
Agosto
Seguimos sumando fechas al calendario de ferias universitarias: las novedades editoriales de la REUN en 2025 recorrerán este mes la provincia de Buenos Aires y el Litoral, mientras continuamos planificando la participación en otros encuentros para el resto del año.
En los primeros días de agosto, la Editorial de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA) estuvo presente en la XXI Feria del Libro de Junín, con títulos enviados por la Librería Universitaria Argentina (LUA). La propuesta reunió temáticas diversas que fueron desde libros infantiles y narrativa hasta sociología de la familia.
Esta semana comienza la 20.ª Feria del Libro de Tandil, donde la Editorial de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires representará a toda la REUN. En simultáneo, en Entre Ríos, se inaugura la 13.ª edición de Paraná Lee, con representación a cargo de la Editorial de la Universidad Nacional de Entre Ríos.
En la segunda quincena de agosto, nos quedamos en la región del Litoral: desde el lunes 18, la Universidad Nacional del Litoral realizará una feria itinerante por sus distintas unidades académicas, que se extenderá hasta el 5 de septiembre. La propuesta se enfocará en obras vinculadas a Derecho, Ciencias Exactas, Humanidades, Medicina y Ciencias Económicas.
El mes cerrará con un evento de alcance nacional: el Consejo Interuniversitario Nacional llevará adelante el 1.er Congreso Nacional de Innovación Universitaria, bajo el lema Enseñanza, investigación, gestión y territorio. Se realizará en la Universidad Nacional de Rosario y convocará a docentes y equipos de gestión de las universidades públicas para compartir buenas prácticas de innovación, analizar los desafíos actuales y debatir posibles transformaciones pendientes.
El año avanza y las ferias universitarias y regionales continúan convocando a lectores, libreros y profesionales del libro en todo el país. Entre la LUA y la REUN seguimos trabajando en conjunto para acercar nuestras publicaciones y fortalecer la difusión del libro universitario.
Difusión internacional
En el plano de ferias internacionales, REUN participará de FILUNI, la Feria Internacional del Libro de las universitarias y los universitarios, que ya va por su séptima edición. FILUNI es organizada por la Universidad Nacional Autónoma de México y se desarrollará entre el 26 y el 31 de agosto en el Centro de Congresos y Exposiciones de la UNAM en la Ciudad de México. Esta participación es posible gracias a la distribuidora Tabaquería Libros, quien distribuye los libros de REUN en México, el esfuerzo de LUA y el espacio cedido en el puesto que tendrá Eudeba.
Julio
¿Por qué es clave que las editoriales universitarias avancen en accesibilidad digital? Debemos pensar en el impacto de las normativas internacionales, como la Directiva Europea para la edición de EPUB accesibles, y comenzar a integrar estos criterios en nuestros protocolos. Una invitación a pensar la accesibilidad como parte de una política editorial inclusiva y con proyección internacional.
La accesibilidad digital es una obligación ética, y desde la sanción de la normativa europea para contenidos digitales, también es un imperativo legal. Pero a la vez es una oportunidad para ampliar el alcance del conocimiento producido en nuestros libros. En este sentido, la implementación de estándares de accesibilidad en los archivos EPUB se ha convertido en una prioridad creciente para las editoriales, que buscan garantizar el derecho a la lectura para todas las personas, incluidas aquellas con discapacidades visuales, cognitivas o motoras.
Los estándares internacionales de accesibilidad para publicaciones digitales están definidos por la especificación EPUB Accessibility del W3C, que establece los requisitos técnicos para que un EPUB sea considerado accesible. Estos incluyen desde la correcta estructuración semántica del contenido (títulos, encabezados, descripciones alternativas de imágenes, etc.) hasta la compatibilidad con lectores de pantalla y la navegación estructurada dentro del archivo.
Este proceso técnico y cultural está siendo impulsado por marcos normativos internacionales cada vez más exigentes, como el caso de la Unión Europea, que estableció mediante la Directiva de accesibilidad del contenido digital (European Accessibility Act, 2019/882) la obligatoriedad de que todos los libros electrónicos comercializados a partir de junio de 2025 cumplan con criterios de accesibilidad. Esta disposición afecta directamente a editoriales que comercian con Europa, en todas sus variantes. En la práctica, significa que cualquier editorial que desee operar en ese mercado debe asegurarse de que sus publicaciones en formato EPUB sean accesibles según los estándares reconocidos, como los del W3C y el DAISY Consortium.
Esto implica repensar flujos de trabajo editoriales, capacitar los equipos y adoptar herramientas específicas para la validación de accesibilidad. En muchos casos, implica también revisar colecciones ya publicadas, para garantizar su adecuación a estos criterios. Si bien el marco normativo europeo no tiene efecto directo sobre todas las editoriales latinoamericanas, su influencia ya se percibe como un estándar de calidad internacional.
En el plano regional, varios países latinoamericanos están avanzando en la incorporación de pautas de accesibilidad digital en línea con la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU, ratificada por la Argentina mediante la Ley 26.378. A nivel universitario, esto se vincula con los compromisos de inclusión educativa, así como con políticas de ciencia abierta.
Esta nueva realidad en la edición digital es compatible con la tarea que la Red de Editoriales de las Universidades Nacionales (REUN) viene impulsando referida a la reflexión sobre la publicación digital y el acceso abierto como parte de una estrategia amplia de democratización del conocimiento.
Para quienes deseen profundizar en el tema, compartimos unos recursos iniciales:
Avanzar en accesibilidad no es una tarea menor, pero sí un tema pendiente que interpela el sentido mismo de las editoriales universitarias como actores del conocimiento público. Integrar estos criterios desde las etapas iniciales de los procesos de edición no solo evita futuras barreras, sino que amplía los lectores posibles para nuestras obras, fortalece la proyección internacional y consolida el compromiso con la inclusión.
Julio
Desde el año 2023 se estableció, como una de las principales actividades de la Librería Universitaria Argentina (LUA), la participación en ferias universitarias y regionales con el objetivo de poder acercar el material producido por las editoriales integrantes de la REUN a la mayor cantidad de eventos a lo largo del país.
El primer año se logró enviar material a 23 ferias mientras que en el segundo año se aumentó a 28 ferias universitarias. A comienzos de 2025 se proyectó un cronograma que se irá completando a lo largo del año. Esta actividad permite organizar con tiempo el envío de material en conjunto con otras actividades de la Librería Universitaria.
Como todos los años, el primer semestre de 2025 se encuentra centrado casi exclusivamente en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires (FILBsAs) mientras que el segundo semestre se caracteriza por tener la mayor cantidad de eventos de ferias tanto nacionales como internacionales.
Es importante destacar que los libros enviados a las Ferias regionales luego se consignan a las librerías universitarias, potenciando, de este modo, la circulación de las ediciones universitarias en las distintas regiones y generando ventas a lo largo de todo el año.
El primer semestre del año se realizaron envíos para seis ferias de las Universidades de Mar del Plata, Córdoba, Rosario, Entre Ríos, La Rioja y la UNA en la Ciudad de Buenos Aires. Se encuentran proyectadas un total de cinco ferias más para los meses de agosto y septiembre a la vez que se sigue completando el cronograma a medida que se confirman los eventos.
Durante los meses de abril y mayo la actividad estuvo centrada en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Allí la REUN a través de LUA contó con un espacio en el stand del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires. Además LUA aprovechó la Feria para recibir novedades de las editoriales universitarias que se llevarán a las ferias proyectadas para el resto del año.
El equipo de LUA considera central el trabajo de distribución de las ediciones universitarias en ferias y eventos ya que impulsa la circulación de novedades y actualizaciones mientras que mantiene un diálogo permanente entre las editoriales universitarias y el proyecto de la Librería.
junio
El Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC) y el Centro de Estudios y Políticas Públicas del Libro (UNSAM, Argentina) presentaron el primer informe que releva percepciones y usos de la inteligencia artificial generativa en el sector editorial.
La investigación, titulada Navegando lo incierto: Usos y percepciones de la IA generativa en el sector editorial iberoamericano, reúne las respuestas de más de 2.000 trabajadores y trabajadoras del libro de toda la región. Este trabajo innovador tiene como objetivo aportar al conocimiento, la comprensión y el debate sobre una tecnología cuyo efecto concreto y duradero todavía resulta incierto.
Editores, traductores, diseñadores, ilustradores, correctores, libreros y agentes de prensa, entre otros perfiles, participaron de una encuesta en línea realizada entre octubre y diciembre de 2024. El estudio, que contó con el respaldo de 48 organizaciones gremiales y profesionales, ofrece un diagnóstico profundo sobre cómo esta tecnología se empieza a integrar –o a ser resistida- en la cadena de valor del libro.
Entre los hallazgos más relevantes:
Las principales preocupaciones giran en torno a la protección de los derechos de autor, especialmente entre traductores e ilustradores, quienes ven en la IA una amenaza directa a la valorización del trabajo creativo. Por otro lado, los perfiles vinculados a tareas de edición, diseño, comercialización y prensa tienden a experimentar más con estas tecnologías.
“Pese a la velocidad de su difusión y a la vertiginosidad de sus transformaciones, la inteligencia artificial aún se encuentra en una fase incipiente. Para aprovechar sus potencialidades y mitigar sus efectos más nocivos en el mundo del libro, es fundamental abrir espacios de debate sectorial y público, sustentados en datos sólidos y sistemáticos”, señaló Alejandro Dujovne, director del Centro de Estudios del Libro (UNSAM).
Desde el CERLALC, Margarita Cuéllar Barona subrayó que “se trata de comprender el fenómeno en tiempo real, para impulsar políticas públicas que defiendan el trabajo creativo y el derecho a la diversidad cultural.
El informe completo está disponible aquí: https://cerlalc.org/publicaciones/navegando-lo-incierto-usos-y-percepciones-de-la-ia-generativa-en-el-sector-editorial-iberoamericano-2/
junio
Para quienes trabajamos en la edición universitaria, pensar la cultura no puede limitarse al libro impreso o digital. La nota El Estado se quedó sin señal: aportes para una nueva política cultural en la era de las pantallas, de Juan Manuel Aranovich y publicada en Cenital, ofrece un análisis necesario sobre el desdibujamiento de las políticas culturales en el actual contexto mediático y tecnológico.
Desde el auge de las plataformas hasta la desregulación de los medios, el artículo propone claves para repensar el rol del Estado y trazar una agenda cultural en tiempos de algoritmos, multipantallas y concentración.
En un escenario donde las universidades siguen siendo espacios estratégicos de producción, edición y circulación de saberes, esta lectura resulta fundamental para discutir cómo intervenir —desde lo público— en un ecosistema donde la visibilidad y la relevancia se disputan segundo a segundo.
Leé la nota completa: El Estado se quedó sin señal
Junio
Spivacow en su casa en 1992. Foto: Rafael Calvino
Cada 17 de junio se celebra en la Argentina el Día del Editor, en conmemoración del nacimiento de Boris Spivacow (1915–1994), una figura fundamental en la historia cultural del país. Editor inclaudicable, Spivacow dejó una huella profunda en el modo de pensar la edición de libros: no como una mera actividad comercial o técnica, sino como una herramienta de democratización del conocimiento y de construcción de ciudadanía.
En su rol al frente de Eudeba (Editorial Universitaria de Buenos Aires), desde su fundación en 1958, Spivacow encabezó una de las experiencias editoriales más ambiciosas y transformadoras del continente. En apenas una década, Eudeba publicó más de 10.000.000 de ejemplares y más de 3.000 títulos, en colecciones que abarcaban desde la ciencia hasta la literatura, desde los clásicos del pensamiento político hasta los debates contemporáneos. Pero más allá del volumen, lo que se destacó fue la apuesta por el acceso universal a los bienes culturales: libros bien editados, de calidad intelectual, con precios accesibles y presencia masiva en librerías, universidades, bibliotecas y quioscos.
La premisa era clara: la edición como política pública, entendida como un acto colectivo orientado al bien común. Spivacow sostenía que un libro no debía ser un objeto de lujo reservado para unos pocos, sino una herramienta viva en manos de muchos. Para eso, hacía falta un Estado comprometido con la producción cultural y un equipo editorial con vocación pedagógica, sensibilidad estética y decisión política.
La experiencia de Eudeba —y más tarde la del Centro Editor de América Latina, que dirigió durante los años más duros de la censura y la represión— marcó un hito. Mostró que es posible articular universidad, Estado y cultura en un proyecto editorial que combine calidad, escala y compromiso con su tiempo. Que editar libros no es simplemente fabricar objetos, sino poner en circulación ideas, voces, discusiones y horizontes de futuro.
En un contexto como el actual, donde muchas veces se intenta reducir la cultura a una mercancía, reivindicar la figura de Spivacow y lo que representa es también defender la edición como un derecho colectivo. Es reconocer que el conocimiento no se encierra, se comparte. Que los libros no son un lujo, sino una necesidad. Y que detrás de cada uno hay decisiones políticas, pedagógicas y éticas que modelan el modo en que una sociedad se piensa a sí misma.
Este 17 de junio, celebramos a Boris Spivacow y a todas las personas que, desde editoriales universitarias, públicas, independientes o cooperativas, sostienen día a día la edición como un acto de compromiso con la lectura, el pensamiento y la justicia social.
Junio
Cuando aquel jueves 7 de junio la vorágine revolucionaria de 1810 lo gestó como herramienta, el periodismo argentino iniciaba una ya bicentenaria historia de próceres y réprobos, nombres famosos o desconocidos, artesanales o de sofisticada escuela.
Hace 215 años La Gazeta de Buenos Ayres marcaba un punto de inicio en que, como suele ocurrir en tales estadios, los protagonistas eran al mismo tiempo narradores y narrados. Los letrados Mariano Moreno, Juan José Castelli y Manuel Belgrano producían el corpus teórico y legislativo que comunicaban al joven Pueblo de la Patria.
Nacido de ese modo junto al propio país, el periodismo argentino siguió una historia que lo colocó como frecuente contrapeso del poder y, hacia el sesquicentenario de la Revolución y su Gazeta, encontró en Rodolfo Walsh un arquetipo que sintetizó a las generaciones previas, representó a la suya y se constituyó en una referencia para las posteriores.
Walsh fue un periodista parido por su propia praxis, que recorrió las estaciones del compromiso guiado por sus hallazgos en el más terrestre de sus oficios. La Carta Abierta que en marzo de 1977 dirigió a la dictadura aparece como una síntesis de maestría narrativa, anclaje en datos duros, valentía de denuncia y circulación artesanal. Un pregón secreto, el boca a boca sotto voce y por escrito, la instrumental Gazeta por otros medios.
Desde luego, la historia del periodismo criollo no se escribe sólo con los caracteres de unos pocos nombres ilustres y de orden nacional. Por el contrario, está poblada de apellidos desconocidos fuera su rincón en el amplio territorio. Sea para denunciar una masacre de madrugada en un basural o para reclamar por la falta de un pediatra en un punto perdido de la Patria, el oficio puede transformarse y cambiar de soporte, pero continúa siendo imprescindible. Es difícil imaginar su reemplazo por máquinas o algoritmos.
La relación entre el periodismo y nuestro mundo universitario late a diario, en réplicas tectónicas de la acción de aquellos graduados inquietos de 1820.
Algunas universidades forman periodistas o comunicadores, la mayoría o todas requieren de sus servicios para la difusión institucional, o incluso cuentan con medios generalistas propios. Ambas esferas aportan a la formación de masa crítica y buenas prácticas en el oficio y a la apertura de los claustros a la comunidad de la que forman parte, a veces en forma peninsular.
Si ambas facetas universitarias se dan por descontadas, una tercera permanece en la trastienda de lo ausente: tanto la agenda pública como la publicada no dan a los insumos generados en el sistema universitario estatal una utilización proporcional a su valor y cuantía.
La tarea de los repositorios académicos y las editoriales universitarias es nodal en este punto, aunque para cobrar eficacia dependen de la atención periodística externa, que ponga en valor aquellos elementos nutrientes de los debates o radiografías en torno al escenario histórico y colectivo.
En ese plano, los datos recogidos y conceptos pensados en gabinetes y laboratorios aguardan –con excepciones, que las hay y sostienen el oficio- por un procesamiento y una valoración periodística que las acerque al público y, con eso, enriquezca el punto de partida.
Diego Kenis
Trabajador Nodocente y periodista. Se desempeña en la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Universidad Nacional del Sur
Junio
En la segunda edición de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU), que se llevó a cabo en la ciudad de Córdoba, el martes 4 de junio se presentó “Los libros y su valor en la evaluación científica: análisis y propuestas a partir del caso argentino”, con la presencia de dos de sus autores: Alejandro Dujovne e Ivana Mihal.
La obra —firmada también por Ezequiel Saferstein, Juan Martín Bonacci y Heber Ostroviesky— es una edición conjunta de Eduvim, la editorial de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, Editorial Universitaria Siglo XXI y la Editorial de la Universidad Católica de Córdoba.
¿De qué se trata? Básicamente, de defender al libro como una forma válida y fundamental de producción científica, especialmente en las ciencias sociales y humanidades, en un escenario dominado por métricas, rankings y papers.
A lo largo del texto, los autores revisan cómo se evalúan hoy los libros en el sistema científico argentino, señalando problemas como la falta de criterios claros, la mirada cerrada de muchas editoriales académicas y el tironeo constante entre publicar libros o artículos en revistas indexadas. Pero no se quedan en la crítica: también proponen ideas concretas para mejorar las reglas de juego.
La presentación en la FILU fue, además, una forma de poner sobre la mesa una discusión urgente: cómo circula y se valora el conocimiento que producimos. Porque en tiempos de recortes y embates contra la universidad pública, defender los libros, defender el tiempo para pensar, escribir y leer, es una apuesta política.
El libro se puede leer gratis y en formato digital desde este enlace:
librosdigitalesomp.ucc.edu.ar
Junio
En el marco de la Feria del Libro de Madrid, la Unión de Editoriales Universitarias Españolas (UNE) organizó las jornadas “Sin libros no hay ciencia”, inauguradas el 5 de junio por el consultor Daniel Benchimol con la ponencia “Inteligencia Artificial y edición académica”.
La edición ha sido históricamente un campo atravesado por transformaciones tecnológicas en distintas etapas. La irrupción de la inteligencia artificial, que impacta de manera transversal en múltiples dimensiones de la vida humana, no dejará al mundo editorial al margen de sus efectos.
A lo largo de la charla se desgranan conceptos y datos clave sobre el avance y los alcances actuales de la inteligencia artificial, lo que finalmente conduce a una pregunta central: ¿cómo sostener la misión editorial en un escenario atravesado tanto por discursos apocalípticos como por posturas plenamente integradas?
En el cierre formal de la ponencia, Benchimol concluye diciendo: “Nos podemos sostener en que la misión editorial en va a mutar, pero que no desaparecerá. Esta misión que tiene cada editor al momento de producir y divulgar contenidos está basada en cómo seleccionar, organizar, verificar y presentar los contenidos. Y sigue siendo absolutamente central esta labor. Muta la manera de hacerlo, muta el ecosistema por completo, pero el valor de verificar, de seleccionar, de exponer o difundir algo por sobre la mar de contenidos -que aún más vamos a tener-, creo que cobra aún mucha más relevancia”.
La charla puede accederse en https://www.youtube.com/live/xfDMsoYrpL0